lunes, 29 de julio de 2013

A destiempo


Hace cinco años, tres meses y diecisiete días que no cuento las horas que me quedan para vernos.
Hace miles de hojas en blanco que no escribo porque no me das las ganas.
Hace viento que se lleva las palabras.

Nos hicimos a imagen y semejanza de nuestro reflejo en los charcos.
Nos deshicimos desesperando por los 5 minutos tarde que siempre llega la oportunidad.

Hubo un día en el que abrimos el libro por el final para leer un parasiempre que dejamos arder a 451 °F.
Hubo un día en el que perdimos el tiempo apostando por la rutina.
Hubo un día en el que congelamos las sobras de todo lo que nos hacía falta.

Ayer le dimos la espalda a la noche para no ver llegar el mañana.

Hoy celebro otro feliz no aniversario sin quererte ni pastas.


Ester Sinatxe.

lunes, 22 de julio de 2013

Señoras que dieron el voto a esta pandilla de impresentables


Pues va a ser que hoy tengo el día llorón, pero no por pena, ni tristeza... lo que tengo es una rabia que me supera.

Tantos años de pelea y lucha para que las mujeres tengamos los mismos derechos que los hombres, tirados a la basura en menos de dos años de esta nefasta legislatura; lucha como la de aquellas maravillosas sufragistas que pusieron en peligro su libertad y su vida para que hoy podamos votar... ¿Y qué hacemos con nuestro voto? Pues dárselo a una pandilla de impresentables que en Madrid, el Día de la Mujer, nos regalaron clases de aerobic y nos dejaron un personal shopper para nuestro disfrute, en vez de ofrecer unas buenas charlas de concienciación sobre la realidad actual de la mujer. Parece que se nos ha olvidado que no es una fecha para celebrar “lo mucho que nos gusta salir de compras y estar bellísimas”, si no para recordar que todavía queda mucho terreno por conquistar en el camino de la igualdad.

Le hemos dado el voto a una pandilla de impresentables que en las aulas (a las que están dejando sin presupuesto) no se preocupan de enseñar la diferencia entre violencia de género y violencia doméstica, de cómo reconocer una agresión y/o abuso, y mucho menos de cómo denunciarlo; no se molestan en hacer entender a los más jóvenes que la situación de inferioridad en la que se encuentra hoy por hoy la mujer es la herencia de siglos y siglos de sometimiento patriarcal. Que la lucha por la igualdad es un trabajo conjunto de ambos sexos.

Le hemos dado el voto a una pandilla de impresentables que se creen con el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos y embarazos. Que limitan la reproducción asistida gratuita a parejas heterosexuales, anulándole el derecho de ser madres a mujeres solteras y parejas de lesbianas que no pueden permitirse pagar una clínica privada.

Y hoy me levanto con el notición de que se está estudiando la posibilidad de incluir en las estadísticas de violencia de género SOLO a las víctimas que hayan pasado más de 24 horas hospitalizadas debido a una agresión. Es decir, en caso de que esta propuesta se haga efectiva, el número de mujeres maltratadas bajaría drásticamente en lo que se refiere a estadísticas; con estos números maquilladísimos en la mano, aquellas personas empeñadas en demostrar que no existen las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, tendrían razones suficientes para anular las actuales leyes de violencia de género, para recortar aún más los pocos recursos con los que cuentan las mujeres maltratadas para denunciar y llevar a costosos juicios a sus agresores; incluso las podrían dejar sin la protección que tan desesperadamente necesitan.

Yo no les voté, pero muchas mujeres sí. ¿En qué coño estaban pensando? Señoras que dieron el voto a esta pandilla de impresentables, busquen en la enciclopedia el nombre de Clara Campoamor y lloren de vergüenza, tal y como estoy llorando yo de rabia.


martes, 16 de julio de 2013

Muñeca rota


Me ha devorado tu ausencia hasta dejarme hueca por dentro. Soy muñeca de porcelana, al borde de la estantería; sólo necesito un empujón

Vacíos, espacios… nada que leer entre líneas y hojas secas deshechas sobre el papel. Dejo que la tinta camine lánguida sobre el cuaderno, buscando un verso que robar de los labios de una musa; la más puta de todas.

Yo, bufón de espíritu trovador, con mil y un cuentos que cantar cada noche, me quedé muda.

Tú, que tantas veces has cambiado de rostro, vuelves a dominar mi estado de ánimo. Creas tormentas y en un vaivén de mi imaginación explotas en calma. En mi cama.



- ¡Qué ganas de gritar y callar!



- ¿Qué ganas con gritar?




- Callar.




Sigo perdiendo el tiempo y acabo cobrando silencios. Ya no quedan fuerzas ni para desesperarse.

Estoy rota, tan rompida que no sé escrivivir y me tartamudean las letras.

Ester Sinatxe
(2 - 09 - 2011)


miércoles, 10 de julio de 2013

Hoy


Hoy

Ayer cavé mi tumba para esparcir tus cenizas. Cavé para plantar cara a la muerte. Cavé hondo, tan hondo que llegué a las antípodas de la consciencia. Cavé y desenterré al diablo. Cavé por cavar, por vicio, por inercia, porque sí. Cavé hasta embarrarme la vista. Cavé con las manos descubiertas. Cavé enfurecida y borracha. Cavé y cavé.

Ayer vendí mi pala.

Ayer no quise saber del mañana, ni supuse del futuro. Tampoco me preocupé del día anterior o de aquella semana que pasamos en el Sur, cuando aún creíamos saberlo todo. No quise recordar, ni idear.

Ayer vendí mis diarios.

Puede que ayer pasaran muchas cosas, pero a mí se me pasó el tiempo vendiendo cortinas de humo a juego con las ventanas tintadas de mi habitación.



Ester Sinatxe.