lunes, 3 de marzo de 2014

Reincidencia


Él era muro, ella conducía con los ojos vendados.

Tras el choque despertaba a kilómetros de su abrazo, sobresaltada. Una noche en vela que la recibía sin compañía alguna.

Más café y otra cucharada de azúcar rebosando culpabilidad.

Y otro día que parecía nunca terminar.

Más muros, más volantes y un precipicio sin explorar. Vértigo. Nausea. Otro plato dando vueltas en el microondas.

Sobras recalentadas. Vaya alegoría de sus noches...


Mientras friega los cacharros se da cuenta que ya no cree ni en quizás ni en posibilidades. Son esos sueños de carretera, su realidad.

Ester Sinatxe